La despedida

RETOÑO 2020 -  ARGENTINA 2020 ©carlos velis/Paneo fotografía Digital


Tiene varios días en mi mente ese pensamiento que, sin parar, retumba y retumba dentro de mí. A los seres humanos se nos hace muy complicado, y hasta difícil, eso de las despedidas.

Desde que nacemos, ellas están presentes en nuestras vidas como algo muy natural. Pese a eso, nos resistimos a aceptarlas y, en muchas ocasiones, nos son dolorosas.

Pero solo debemos poner un poco de atención y observar a nuestro alrededor... En la misma naturaleza, por ejemplo, los árboles en verano están vestidos de verde, danzan y hablan alegres entre sí. Luego, en otoño, se dan cuenta que vienen cambios importantes; por eso cambian el color de sus ropajes a café, pero siguen danzando al ritmo del viento el cual es mucho más fuerte, ya que les trae las noticias del amigo invierno y los desviste, día por día, hasta dejarlos desnudos. Ya en invierno, con sus ramas desnudas y extendidas al cielo, danzan ofreciendo sus plegarias a la DIVINIDAD. Desde afuera, los observamos y pensamos que es una escena triste pero, para ellos, son momentos de gozo ya que, al dejar ir sus ropajes y dar gracias, se abren espacio para recibir lo nuevo que viene con la entrada de la primavera, la cual llenará de brotes sus ramas que, en un abrir y cerrar de ojos, se tornarán verdes.

Todo esto es un mensaje que, sin estar encriptado, nos dice: "Debemos mantener la vista al frente, siempre en el camino correcto y con la mente enfocada en la dirección hacia la cual nos queremos dirigir. No olvidemos que la creación no existe sin la destrucción... No existe inicio sin fin".

Hoy me despido de lo que fue y no pudo ser, de las personas que me acompañaron en su TIEMPO, de lo vivido que hoy forma parte de mi historia, con mi fe y esperanza en lo nuevo que está sucediendo, sin olvidar lo importante y bueno que es despedirnos para abrir espacio a lo NUEVO.

Carlos Velis.

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